Tu perro es adorable, sí. Pero cuando gritas “¡Ven!” y él decide hacer exactamente lo contrario, la paciencia se pone a prueba. Si además lo llamas y te mira con cara de “¿me hablas a mí?”, no estás solo: enseñar los comandos básicos como sentado, quieto o venir es una de las consultas más comunes entre los dueños de perros.
En locomparo.es sabemos que la convivencia con un perro bien educado es mucho más feliz (y silenciosa). Por eso, aquí te explicamos cómo enseñar obediencia básica a tu perro con paciencia, humor y algunos trucos que funcionan incluso con los más tercos del parque.
El secreto está en la paciencia (y las chuches)
Antes de empezar, lo primero que debes entender es que los perros aprenden por asociación. No entienden sermones ni discursos largos, pero sí aprenden cuando algo bueno sigue a una acción. Por eso, el refuerzo positivo —premiar los buenos comportamientos— es la clave del éxito.
Si tu perro obedece y se sienta, dale una golosina, una caricia o una palabra de ánimo. Si no lo hace, no te enfades: simplemente ignóralo y vuelve a intentarlo. Gritar o castigar solo genera confusión y miedo, y eso no ayuda en el aprendizaje.
Consejo pro: siempre usa un tono de voz amable y alegre. Los perros no entienden el idioma, pero sí las emociones. Si tu tono suena divertido, ellos se motivan.
Cómo enseñar el comando “sentado”
El “sit” o “sentado” es el primer paso en toda educación canina, y además es muy útil para controlar la energía de tu perro.
- Coge una chuche o un trozo de su comida favorita.
- Ponla cerca de su nariz y muévela lentamente hacia arriba.
- Cuando levante la cabeza para seguir el premio, su cuerpo bajará de forma natural al suelo.
- En ese momento, di con voz clara y firme: “¡Sentado!”
- Recompénsalo al instante con la golosina y un elogio efusivo.
Repite este proceso varias veces al día, en sesiones cortas de 5 minutos. En pocos días, tu perro se sentará sin que tengas que enseñarle la chuche (aunque seguirá esperando la recompensa, no te hagas ilusiones).
Cómo enseñar el comando “quieto”
Este comando es ideal para evitar que tu perro se lance a saludar a todo ser viviente o se convierta en un torpedo con patas cuando abres la puerta.
- Pídele primero que se siente.
- Extiende tu mano hacia él como si dijeras “alto”.
- Di con tono calmado: “¡Quieto!”
- Da un paso atrás y espera uno o dos segundos. Si no se mueve, vuelve y dale un premio.
- Aumenta poco a poco la distancia y el tiempo de espera.
El truco está en reforzar el autocontrol. No esperes milagros el primer día: los perros jóvenes (y los nerviosos) necesitan practicar mucho. Si se levanta antes de tiempo, vuelve a empezar, sin regañarlo.
Cómo enseñar el comando “venir”
El comando “venir” es probablemente el más importante de todos. Puede salvarle la vida a tu perro en una situación de peligro, así que merece especial atención.
- Empieza en un lugar tranquilo y sin distracciones.
- Agáchate a su nivel, abre los brazos y di su nombre seguido de “¡Ven!” con entusiasmo.
- Cuando se acerque, recompénsalo de inmediato.
- Nunca lo castigues si tarda o se distrae: eso solo hará que te evite.
Cuando lo domine en casa, prueba en exteriores con correa larga. Aumenta gradualmente la dificultad, pero siempre asegúrate de que venir hacia ti sea algo positivo, divertido y premiado.
En locomparo.es te recomendamos usar premios saludables y juguetes interactivos durante el entrenamiento. Así mantendrás a tu perro motivado y con ganas de aprender.
Consejos para un entrenamiento exitoso
- Constancia ante todo: es mejor practicar 5 minutos al día que una hora de vez en cuando.
- Sesiones cortas y positivas: los perros aprenden mejor cuando se divierten.
- Usa siempre las mismas palabras: no digas “siéntate” un día y “sit” al siguiente. La coherencia es tu mejor aliada.
- Evita entrenar si está cansado o hambriento: un perro distraído no presta atención.
- Refuerza con cariño: tu entusiasmo es el mejor premio que puedes darle.
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Conclusión
Enseñar a tu perro a obedecer comandos básicos no es cuestión de suerte, sino de paciencia, consistencia y cariño. Los comandos sentado, quieto y venir no solo hacen tu vida más fácil, también fortalecen el vínculo entre tú y tu peludo amigo.
Recuerda: los perros no nacen sabiendo, pero aprenden rápido si los guiamos con respeto y amor. Y si alguna vez sientes que el entrenamiento no avanza, respira, ríe y vuelve a intentarlo. Porque al final, educar a tu perro es más una aventura compartida que una obligación.
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